
OBJETIVO CUMPLIDO: acabar la prueba y disfrutar la experiencia...
Partí con la Impala en una furgoneta el jueves 22 hacia Salt, a participar en el IV Rally d'Hivern, dispuesto a sentir de nuevo ese 5 4 3 2 1 ... a meta!, a volver a intentar controlar máquina, carretera, clima, tiempo y distancia, y sobre todo a disfrutar "estripant" con la moto por esos valles y montañas de las comarcas gironinas del Ampordà, Guilleries, Gironès, casi seiscientos kilómetros, trescientos de ellos por la noche, a una media de 50 km/h que en momentos es aburrida y en otros momentos "casi" imposible de hacer.

Debo decir que no disfruté mucho del paisaje seguramente por las "prisas" pero sí disfrute, y mucho, del paisanaje. Es opinión generalizada que los "motards" son una gente especial, y debo decir que algo de eso hay. Mi compañero en la prueba, Oriol Nubiola, decía ... "me voy a colgar un cartel que diga "UN POCO, SÍ" harto de responder a los comentarios tipo ... "¿pero estaís locos?,¿pero sabes adonde vais?" y cosas por ese estilo" ... la verdad es que yo tampoco sé muy bien por que lo hago, pero me gusta. Quizá sea por sentirme inmerso en ese mundo de libertad, respeto, solidaridad y buen rollo que abunda entre los motoristas, unido al placer de rodar (en mi caso) con esa joya de moto que es la Montesa Impala. La moto no falló en lo esencial ni un instante, y si tuve algun problema fue por culpa mía que no la aparqué convenientemente en aquella calle desnivelada, en un reagrupamiento después de haber rodado un centenar de kilómetros con mucho frío y viento, la cuestión es que se tumbó, se golpeó el sistema de luces y tuve el resto de la etapa algun problemilla, afortunadamente no tan grave como para quedarme tirad

Cosas a lamentar? ... haber equivocado un cruce en medio de un tramo, forzando a mi compañero a seguirme tomando riesgos hasta alcanzarme para reemprender la ruta correcta y pinchar un montón de puntos, o no haber sido capaz en otro tramo dificil de llevar el ritmo necesario para seguir de cerca a mi compañero forzándole a mirar atrás buscando mis luces, aparececiendo una plancha de hielo o gravilla que le llevó a pegarse una "piña", afortunadamente sin consecuencias a considerar. Poco más a lamentar, quizá no haber podido acompañar a Oriol en el ritmo de victoria que mantuvo todo el rally. Así y todo en los primeros tramos estábamos "en la pomada" de las motos y acabamos la primera etapa terceros. Al final acabamos quintos (y últimos) en motos, pero debo decir que acabar esta prueba ya ha sido toda una victoria para mi, porque fue durillo y era mi primera experiencia de competición en moto, pero repetiré buscando mejorar, seguro, será el "gusanillo"?.


La segunda etapa amaneció gélida, para explicar lo que nos esperaba nada mejor que reproducir las palabras de Jorge Alvarez "Jorjon" en un artículo aparecido en el foro pieldetoro.net ...
"el problema iba a ser lo que los franceses llaman “frost” (creo que se escribe así) y que es una mezcla de barrillo, sal, humedad, y que con las bajas temperaturas se congela haciendo que todo lo válido para la nieve y el hielo sea inservible. Los habituales de la zona norte se darán cuenta si les digo que es como cuando una carretera está “babosiya”, con la diferencia que el “frost” no sabes donde está puesto que te lo encuentras sólo en las zonas resguardadas del sol y el viento por lo que vas “tranquilamente” manteniendo la media y en una curva sin darte cuenta ¡¡¡ZAS!!! espantada al canto. Divertidísimo".
Pasamos por pruebas míticas del Rally Cataluya: Sant Pere, Cladells, Guilleries, Osor ... y entusiasmado llegamos a meta, no muy bien clasificados pero con las pilas cargadas para meses (com diu na Lidia, la dona de l'Oriol).


Y que decir de los vencedores, grandes pilotos y mejor personas, Jordi Martí y Xavi Tibau, pues que fue un placer y un honor haber tenido la posibilidad de rodar con ellos y sus maravillosas Montesa Enduro, y de haber compartido unos ratillos estupendos.
Y de mi compañero de aventura y amigo Oriol, pues no diré muchas cosas porque sé que es un tipo al que no le gusta que le alagen, sólo diré que es un lujo de tío y un piloto como pocos.
Posiblemente iré ampliando esta crónica con anécdotas y detalles en mi bloc de motor, en breve.
Y en este resumen, agradecer la colaboración de Salva Alandí que instaló un estupendo sistema eléctrico en la moto que no pude disfrutar en lo que vale por culpa de mi descuido, a Santi el de Moto Quart que me hizo un motor indestructible en los ratos que le dejaba el taller, y al resto de amigos que en una u otra forma me alentaron y apoyaron, a mi hermano Fede, a Manolo Lara que me proporcionó la furgoneta, al Suso y Careli que me proporcionaron equipo, y a todos aquellos que se interesaron por mi aventura, a todos mi agradecimiento. Felices Navidades y que el próximo año sea el mejor de vuestras vidas.

Fotos: Oriol Nubiola, World Race Image